Nuestro Pan Diario |
Posted: 24 Aug 2011 09:00 PM PDT Lectura: Eclesiastés 2:1-11. "No […] aparté mi corazón de placer alguno" Eclesiastés 2:10 Cuando los días son soleados y cálidos, a Diana y a David les encanta andar en sus esquís a chorro en el lago, casi volando por encima de la superficie del agua. Sin embargo, una mañana, el día estaba fresco y bastante nublado, y Diana no podía convencer a su compañero de salir a navegar. Entonces, fue sola. Hacía tanto frío que iba de un lado a otro del lago tratando de mantenerse al sol para calentarse un poco. Sin embargo, cada vez que llegaba a una zona soleada, las nubes se movían y aparecía la sombra. Al darse cuenta de lo inútil y tonto que era buscar el Sol, finalmente se rindió, porque no conseguía lo que ella quería. El rey Salomón hizo otra clase de búsqueda que no pudo satisfacerlo (Eclesiastés 2:1). Ya en los primeros once versículos del capítulo 2, menciona que fue tras la alegría, la risa, el vino, la sabiduría, las casas, los jardines, el dinero, las posesiones y la música. Sin embargo, su conclusión fue que «todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol» (2:11). Esas búsquedas era inútiles, «vanidad de vanidades» (1:2). Con sabiduría, concluyó diciendo: «Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre» (12:13). ¿Estás persiguiendo algunas de las mismas cosas que buscó Salomón? Es una persecución inútil. Lo beneficioso y lo satisfactorio sólo procede de conocer y de obedecer a Dios. Reflexión: Sólo Dios puede llenar un corazón vacío. LA BIBLIA EN UN AÑO: Salmo 119:1-88. 1 Corintios 7:20-40. |
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